Ciudad de México, 10 de julio de 2018
Querida Alexandra
Kolontay:
¿Recuerdas lo que te dije en la primera carta, sobre la
fascinación al leerte, sobre mi admiración hacia tu escritura, tus historias y
las mujeres-individualidad que nos presentas? Las ganas que me envolvieron de
responderte, de tender un puente entre nosotras, entre nuestras contemporáneas
grandiosas. Estoy lista para hablarte sobre las mujeres de mi tiempo.
Creyente de que el espíritu transformador se contagia, me
he propuesto seguir este ejercicio epistolar como una posibilidad de configurar
un diálogo contigo y con las mujeres que habitamos tu futuro; de estirar un
hilo de cien años para seguir entretejiendo la épica femenina tomada de tu
mano, fabular juntas, hablar de las nuevas mujeres, erigir mitos .
Esta serie de relatos-carta está dedicada a ti y a todas
las existencias magníficas que he presenciado. A esas mujeres que son guías en
las artes de lo inesperado, del suspiro y el paso cavilado, mujeres gurús de
sueños consumados, mujeres pájaro, marea o sol incendiado, creadoras de música
y sentido, libélulas danzando, magnolias recién nacidas brillando sobre un
lago.
Conocí a Inma, que ahora se llama Kàra, en una
manifestación del 8 de marzo, en La Paz, Baja California Sur, hace
aproximadamente un año. Lo primero que llamó mi atención al verla fue su
mirada de encanto frente a la vida, en sus ojos había una mezcla de pasión,
asombro y alegría. Andaba de aquí para allá, como buscando algo. Traía un
peinado diferente, usaba rastas. Su presencia abría paso. Hubo
intercambio de miradas, y aunque esa tarde no nos hablamos, sí marchamos y
gritamos juntas.
Al día siguiente coincidimos en un curso que organizaba el
Frente Feminista Nacional, ahí nos presentamos, me dijo que era nacida en
España, feminista radical, viajera.
Desde el primer momento nos sonreímos, ya luego compartimos ideales, nos
abrazamos, nos encontramos en la lucha, abrimos las vías de contacto. Algo se
movió entre nosotras que no quisimos alejarnos, eso me emocionó.
A mí me había enloquecido su historia, rápidamente la supe
heroína de mi época. Tenía frente a mí a una mujer rebelde, nómada. Resulta que
Kàra, a finales de 2013 dejó su trabajo y dejó su forma de estar en la vida, se
renovó, inició un proceso de búsqueda y deconstrucción, que ahora mismo sigue
desde algún paradisíaco lugar en Oaxaca, México.
Mi ahora amiga, en 2013 decidió que cada día sería
diferente, que su vida entera sería una infinidad de aventuras, de historias,
universos, gente. Desde esa transformación y decisión trascendente, Kàra se
dedica a viajar por el mundo, en furgoneta, acompañada por David, en un viaje
solidario.
¿Cómo no admirarla?
Allá en La Paz, yo en ese momento era profesora
universitaria, invité a Kàra y a su pareja a conversar con dos de los grupos de
ese momento; recuerdo que las y los alumnos se mostraron suma inspiración con las vidas
de estas personas, les hicieron muchísimas preguntas. Luego de esos eventos,
les presenté a un amigo y una amiga, fuimos a cenar. Después acampamos en la
playa, conversamos alrededor de una fogata, admiramos la luna.
Kàra y yo hemos compartido lecturas, conferencias, secretos, carcajadas. Y así hemos coincidido, afortunadamente. Por eso elegí a Kàra como la primera mujer célibe de esta correspondencia, porque es una mujer que inspira, un alma viajera apasionada por la vida, una feminista aguerrida.
Kàra y yo hemos compartido lecturas, conferencias, secretos, carcajadas. Y así hemos coincidido, afortunadamente. Por eso elegí a Kàra como la primera mujer célibe de esta correspondencia, porque es una mujer que inspira, un alma viajera apasionada por la vida, una feminista aguerrida.
Kàra es una mujer que procura dejar huella en el mundo, que
comparte, aprende y construye, que se interesa por las demás. Para ella la vida
siempre es una nueva oportunidad, y ha llevado hasta lo profesional esta
necesidad intrínseca de cooperar siempre con las demás personas, de sumarse a
la transformación política y social, ética. Una las mayores satisfacciones de
ella, es ayudar a mejorar las circunstancias vitales de los niños, niñas y
mujeres del mundo, y lo hace a través de este viaje y cooperación que ahora es
su vida.
Kàra es parte esencial de un proyecto llamado Road 2 Help –
un viaje solidario, y es desde allí donde se involucran en proyectos de
cooperación y desarrollo en cada comunidad que visitan. Han recorrido Nepal,
Malasia, Singapur, Indonesia, México… Kàra realiza talleres, charlas y
conferencias feministas sobre violencia machista, educación para la igualdad y
emprendimiento social. De igual manera día a día se dedica a invitar a las
demás a cuestionar y mejorar su situación; nos invita con su ejemplo a vivir
intensamente la vida.
Kàra considera fervientemente que el sentido de la vida
está en convivir respetuosamente, superarse a una misma, disfrutar cada vez
más, mejorar continuamente, crecer; salvar el mundo. Salvarse.
¿Cómo no apreciar su existencia, su individualidad?
Como ya te conté, ahora mismo Kàra pasa los días de julio
en Oaxaca, se despierta sin despertador, dedica tiempo al calor de las caricias
y al juego, a nutrir la mente y el espíritu, a alimentar al cuerpo; disfruta
coser, pintar, estudiar, coincidir con sus amigas o realizar acciones
solidarias. Siempre está explorando y aprendiendo de las personas y el lugar a
donde llega.
Ésta mujer nueva de mi tiempo, esta mujer célibe nombrada Kàra,
es un ser en transformación continua. Es una oveja negra. Una mujer libre. Una
hippie maravillosa. Es una líder innata. Una radical. Una gran amiga. Una
individualidad que procura que este paso por la vida, sea lo más disfrutable
posible, para ella y las demás.
Verdaderamente me regocija conocer a mujeres como ella, que
sea mi compañera de lucha feminista. Ella tiene una gran responsabilidad con
todas nosotras, siempre busca cómo aportar en el arduo trabajo que es la
deconstrucción del patriarcado. Es
sumamente consciente de la situación de discriminación hacia nosotras, la vive
en esa vida viajera, y justo como respuesta, mujeres como tú y como ella,
reafirman su existencia con coraje y alegría, con trabajo y un alma creativa.
Kàra es una mujer plena, feliz, disciplinada, empática,
resiliente, valiente, intensa. Sé que si la conocieras, harían la revolución
juntas, se unirían contra el patriarcado, y eso me gusta, me da un poco de
descanso, porque vislumbro esperanza y consciencia de lucha para todas. Allá
puedo ver el brillo de la utopía.
Me halaga conocer mujeres como Kàra, presentártelas, hablarte
de ellas. Deseo que muchas más mujeres apostemos por la libertad, cualquiera
que sea nuestro ideal sobre ella, con que nos sea real, con que nos haga ser y sentir
verdaderas, plenas.
Te comparto una foto de ella:
Te escribo pronto, te daré noticias de otra nueva mujer de
este tiempo.
Mar.
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