Rodeadas por el violáceo
ponto de la vida hay mujeres que nacemos isla; acogedoras y peligrosas,
atravesadas por grutas que resguardan fuego, milenarios y húmedos silencios.
Ambiguas. A punto de hundirnos o resurgir hemos transcurrido el tiempo.
Descubriéndonos a solas, vivimos, hurgando en lo que nos conecta con el centro.