sábado, mayo 07, 2016

Botella al mar I


La primera botella al mar con respuesta: 
Hola. Te he leído. 

Viajé la semana pasada de Todos Santos a la Paz a comprar algunos libros. Después de pagar cuentas y guardar dinero, solamente tenía 500 pesos para invertir en mi cultura personal. Ya hacía falta. Tenía desde que me vine a vivir acá, cosa de poco más el año, leyendo una y otra vez las líneas de viejos libros que me acompañaron durante el exilio de mi hogar: el hombre invisible, esta historia, la historia de buda, una antología de poesía mexicana y la colección de tiras de mafalda. Una edición de celebración por los diez años de Quino. Los leí una vez completos. Después, me limité a repasar las partes que me habían gustado, hasta encontrarme de pronto en el espejo recitando un par de líneas de memoria. Pero al tiempo me sentí cansada de no leer nada nuevo, así que busqué en internet unos cuántos libros, pero no pude terminar nada.
Eran buenos, sin duda. Pero la lectura tiene un significado de ritual infantil para mí. La disfruto más jugando las hojas de los libros entre mis dedos, creando separadores de último segundo cuando imperan las ganas de dormir, construyendo espacios nuevos donde ponerlos cuando los termino de leer, dejándolos "accidentalmente" en el parque con la esperanza de que alguien los lea. Lo que envuelve un libro para mí, es el recuerdo de una niña gorda y sola, que se escondía en los libros, porque ahí nadie la señalaba, porque ahí poco importaba que su padre fuera un drogadicto. Leer fue para esa niña, una forma de luchar.
Por eso, gracias. Todo se ha vuelto nuevo, fresco. Te encontré ahí. Ya había escuchado hablar de tu hijo, Rebecca me había dicho lo especial que era. Lo tomé en mis manos y decidí, sería el primero que abordaría.
Lo comencé por la noche, después de la ducha. Mi novio preparó un cigarrillo y tomó otro libro de su colección en inglés, tumbándose a mi lado en el sofá.
No me di cuenta cuando se levantó, ni cuando con ganas de coger se quedó dormido. Poco importa.
Marisabel, yo también tengo una nana así, y aunque no te conozco supe sentirte. Gracias por tan bonitas historias, con este airecito salado y seco de nuestra tierra. Que mucho sabor tienen a queso y café.
Te quiero, porque me inspiras.

Después de Penny Black.

Leslie Castro 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por visitar este espacio!