lunes, mayo 23, 2016

PENNY BLACK



Penny Black son veintidós historias presentadas como cartas, páginas de diario, botellas al mar, recados, preguntas, susurros, fragmentos… son páginas destiladas de un pensar vagabundo que intenta obtener sus propias conclusiones, que intenta dar sitio a un saber, desde mi ser en el mundo, que libere y cause placer (sublimación); también intenta tejer una red de símbolos que contengan algo que pueda ser desentrañado por el lector.

Este breve conjunto de textos gritan con voz femenina e intentan ser y mostrarse, como toda experiencia literaria, como un medio de introspección  y entendimiento del mundo, de lo que parece real; a partir de explorar algunas obsesiones como la angustia ante la muerte, el deseo por comprender lo humano, al sexo opuesto, y principalmente las formas en las que las mujeres amamos… ¿qué mujeres? Pues las mujeres sin edad, que viven en una época  “posmoderna”, en un mundo que está en crisis de valores, llena de tensiones; en una sociedad que nos censura, que nos señala cuando no obedecemos a su canon moral; mujeres –humanas- que nos ahogamos en el individualismo ciego que impera, y sin embargo no tememos a la idea de “volver a empezar”…  (Aunque sepamos que siempre llegamos al mismo lugar: la soledad, que a su vez es unidad con el todo).

Penny black son historias de mujeres que aman,  se desbordan, que intentan romper los límites para entrar en contacto con el otro...

En algunos relatos  podremos encontrar, encarnada, la educación amorosa de las mujeres en nuestro contexto, la idea de un amor romántico donde el único anhelo es disolver las fronteras con la otra persona, fusionarse.  Y también en estas letras resuenan las voces de aquellas mujeres que aunque han hecho consciente la necesidad de desmontar tal mito,  viven así el amor,  les duele; que aún en el proceso de deconstrucción, la frustración que nos genera el ideal de amor romántico —sus exigencias— se hace presente, nos martiriza por instantes. 

Mujeres  capaces de matar, con tal de ser la única “cosa” amada, otras que pueden hasta morir por el deseo de ser “encontradas”;  y otras tantas, que sí logran vivir el amor desde otros escenarios, sin necesidad de poseer, de fusionar, de depender vitalmente del otro.

Estos relatos son relatos de la lengua y el tiempo que los expresa. Este Penique negro es un vaivén de formas de amar; de vivir.

Finalmente, este es un pequeño libro que intenta decir que danza en el linde de lo humano, sin desear caer en simbiosis; simplemente  invitando a la complicidad, celebrando la dicha de ser acompañados, aunque sea a través de un simple "recado".  



Mar.

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