Foto: Sandra Muñoz
Me gustaría aclarar que no soy una experta en poesía,
pero me apasiona leerla; creo que la poesía es siempre un buen remedio para el
frío en el alma y buena cómplice para la vida, así que fue por esa pasión por
la poesía que me entusiasmé mucho con la idea de presentar este libro, y debo
decir que el aceptar encantada Rumoroso Delta, incluso antes de leerlo, fue
porque disfruto mucho la poesía de Justine Hernández. Desde entonces el viaje
ya prometía.
Antes de compartir lo que este poemario me susurró,
quiero agradecer a Justine por tender ese puente hacia los otros, por
compartirse, por regalarnos esas palabras en las que fácilmente podemos
encontrarnos todos, los que tenemos sed, y los que siempre esperamos la
siguiente lluvia.
Rumoroso Delta es la avenencia de esas letras, perfectas
compañeras para los días en los que nos amanece de noche o en los que el amor
nos asecha. Sus páginas destilan erotismo, ansias, apetito, nos contagian;
también nos lanzan afiladas preguntas, nos son espejo.
Leerlo, andar por este viaje de labios es saberse, como
diría Justin en uno de sus poemas,
"la anfitriona y el banquete, la comensal y la huésped."
Ponerse
este libro entre las manos es arriesgarse a terminar derramado. Trajinar entre
sus páginas es presentarte desarmado.
Dejarse
desgarrar por las uñas de este Delta implica el gusto doloroso por terminar vencido,
por terminar. Es atreverse a dejar salir los instintos, pararte frente al
animal y reconocerse, es también sublimar. Reconocer, disfrutar o desbaratar círculos.
Rumoroso
Delta es de esta poesía que te deja marcas y a la cual siempre regresas. Porque
es de la que te invita a proclamar la libertad desde la orilla de tu propio
cuerpo. Subir y bajar desde el vientre del deseo, es encontrarse y perderse. Es
encarar el tiempo, llenarlo de nombres y recuerdos. Es insomnio.
Rumoroso
Delta, es una invitación, un florecimiento. Es una puesta de sol, un café
cargado e hirviendo. Es la lectura que se comparte o que cala en silencio.
Justine
Hernández nos invita a disfrutar de este manjar de orgasmos, piernas, manos,
sueños, labios con florecidos besos, satélites orbitando sexos.
Rumoroso
Delta se nos embarra, se nos hace espuma en la boca, nos recorre, se vuelve
río, nos atraviesa el mundo, nos hace parir nuevos dedos.
Uno de los poemas de Rumoroso:
No
es fácil
Ir de unos labios a otros
despertar
y no reconocer el techo.
Es difícil
no decir tu nombre entre
besos
apretar labios para no gritar
para no esperar del otro
lado de la noche.
Tampoco es fácil
evitar el abrazo, vestirme
de prisa
decir:
te llamo.
Fuerte , si dan ganas de leer todo el libro con esa intro. ☺️
ResponderEliminar